Un primer impulso me hace concebir la idea de escribir un manifiesto paralelo por la desaparición de las lenguas clásicas.
Sigo el revuelo originado en Francia con la nueva propuesta de reforma educativa, que, según dicen, supondrá la desaparición del estudio de las lenguas clásicas.
Hoy sólo pretendo que me dejen trabajar con mis pocos alumnos sin demasiadas trabas. Sin ningún afán proselitista, sólo me queda un ruego: dejen que los chicos que quieran estudiar clásicas lo hagan. No causan ningún perjuicio a nadie. No molestan, no son bichos raros, no son inútiles: alguien tiene que poder mantener el hilo de la cultura grecolatina, que cuenta con un inmenso caudal de textos aún sin traducir.
Déjennos estudiar lenguas clásicas, y hagan ustedes lo que quieran.
Déjennos estudiar lenguas clásicas, y hagan ustedes lo que quieran.
Ça n'est pas parce que j'apprends le polonais que j'en oublie le reste...
#JaimeLesLanguesAnciennes pic.twitter.com/ODBBS5CjUw
— Tête de lecture (@Tete_de_lecture) March 19, 2015
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