Espero que no se tomen esto como una baladronada extemporánea e inane. Sí, se me ocurrió en la ducha, pero ¿acaso eso invalida el razonamiento?
La propuesta es bien sencilla: incluir el Latín en el currículum de los alumnos de Secundaria desde 1º de E.S.O. No es una idea nueva ni revolucionaria introducir el latín en edades tempranas: lo venimos leyendo en noticias recientes que vienen de países de nuestro entorno geográfico y/o cultural (véase, por ejemplo, la noticia de Escocia que trajimos recientemente a este blog). Poco ha, hemos leído también otras noticias en las que se nos cuenta el auge que está tomando el latín en las escuelas estadounidenses.
Pero no se trata de eso: no se trata de imitar por imitar, o copiar ideas de otros simplemente que porque lo de fuera es mejor. Se trata de atender a problemas reales de nuestro sistema educativo. En nuestro país no hacemos otra cosa que quejarnos de los bajísimos niveles que demuestran nuestros alumnos de Secundaria en todos los ámbitos lingüísticos, tanto en lo que se refiere a las lenguas maternas como a lenguas extranjeras. ¿Y cuál ha sido nuestra receta? Pues que si no quieres arroz, toma dos tazas; que no aprendemos lengua castellana con cuatro horas a la semana, pues toma cinco; que no aprendemos inglés o francés con tres, pues toma cuatro. No nos damos cuenta de que la solución no está en la cantidad de horas, o no exclusivamente.
Queremos que nuestros alumnos aprendan español, francés, inglés, portugués, catalán, gallego, alemán…, casi desde los cuatro años, pero no les proporcionamos un tronco al que puedan asirse en esas aguas turbulentas. Y ese tronco puede y debe ser el latín (antes de que me crucifiquen por poner inglés y alemán en esa lista, advierto: inglés y alemán no son lenguas romances, pero su vocabulario sí tiene mucho de latino, sobre todo en lo que se refiere al inglés). Evidentemente no se trata de enseñar a los chicos de 1º o 2º de E.S.O. las declinaciones, los verbos irregulares, la construcción personal de infinitivo ni otras exquisiteces latinas; pero sí hay ya muchos materiales para acercar el latín a los niños sin las arideces con que a nosotros nos enseñaron esta lengua.
Pero no se trata de eso: no se trata de imitar por imitar, o copiar ideas de otros simplemente que porque lo de fuera es mejor. Se trata de atender a problemas reales de nuestro sistema educativo. En nuestro país no hacemos otra cosa que quejarnos de los bajísimos niveles que demuestran nuestros alumnos de Secundaria en todos los ámbitos lingüísticos, tanto en lo que se refiere a las lenguas maternas como a lenguas extranjeras. ¿Y cuál ha sido nuestra receta? Pues que si no quieres arroz, toma dos tazas; que no aprendemos lengua castellana con cuatro horas a la semana, pues toma cinco; que no aprendemos inglés o francés con tres, pues toma cuatro. No nos damos cuenta de que la solución no está en la cantidad de horas, o no exclusivamente.
Queremos que nuestros alumnos aprendan español, francés, inglés, portugués, catalán, gallego, alemán…, casi desde los cuatro años, pero no les proporcionamos un tronco al que puedan asirse en esas aguas turbulentas. Y ese tronco puede y debe ser el latín (antes de que me crucifiquen por poner inglés y alemán en esa lista, advierto: inglés y alemán no son lenguas romances, pero su vocabulario sí tiene mucho de latino, sobre todo en lo que se refiere al inglés). Evidentemente no se trata de enseñar a los chicos de 1º o 2º de E.S.O. las declinaciones, los verbos irregulares, la construcción personal de infinitivo ni otras exquisiteces latinas; pero sí hay ya muchos materiales para acercar el latín a los niños sin las arideces con que a nosotros nos enseñaron esta lengua.
Para la generación políglota que prentedemos sean nuestros alumnos, el latín debe representar el lazo de unión de gran parte de su vocabulario, el asiento del aprendizaje de nuevos términos y el apoyo para la interpretación de vocabulario para ellos inaudito.
Estoy convencido de que el estudio del latín desde 1º de E.S.O. supondría un gran avance en la competencia lingüística de nuestros alumnos. Ahora empiecen a despedazarme por decimonónico, pero yo tenía que decirlo. Y tan convencido estoy, que me tienta la idea de crear una plataforma docente “¡Latín desde 1º de E.S.O., ya!”, y llegar hasta donde haga falta. ¿Se animan?
Estoy convencido de que el estudio del latín desde 1º de E.S.O. supondría un gran avance en la competencia lingüística de nuestros alumnos. Ahora empiecen a despedazarme por decimonónico, pero yo tenía que decirlo. Y tan convencido estoy, que me tienta la idea de crear una plataforma docente “¡Latín desde 1º de E.S.O., ya!”, y llegar hasta donde haga falta. ¿Se animan?
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