Todos tenemos vicios inconfesables. Uno de los míos va a perder ahora mismo tal impronta, porque os lo voy a confesar: a veces echo ratillos recorriendo los vericuetos de Educarex; y raras son las ocasiones en que no me depara hallazgos que excitan mi prurito sarcástico.
A veces tiene uno la sensación de estar en una chatarrería. Ves convertido en cachivache tecnológico o educativo o ambos a la vez un montón de cosas que en su día fueron la hostia (o nos vendieron como tal). ¿No es una gozada ir pinchando allá y acullá y de repente encontrarse con el anuncio de la creación de «la televisión educativa extremeña»? ¿No es emocionante toparse con aquella hermosa palabrería del Proyecto Lingüístico de Centro, con esos veinticinco centros pilotos que en 2013 iban a liderar este proyecto en Extremadura? ¿Y no es finalmente epatante hasta lo inverosímil hallar una laudatoria de Constructor, esa «herramienta de autor de nuestra Consejería»? Dicho sea de paso, toda esta pérdida de tiempo me vendrá que ni pintada para explicar aquel tópico literario del ubi sunt?
Es el caso que andaba yo en éstas la otra tarde cuando me encontré el documento que ayuso os dejo, y que verá la luz más pronto que tarde:
1 comentario:
Muy trabajada la inocentada, Carlos!
Publicar un comentario