No hay forma posible de dar las gracias justamente a quienes han estado este fin de semana en #ClásicasAlmendralejo.
¿Cómo dar las gracias a todos los que han venido a compartir su sabiduría, a Rodrigo, a Sara Martínez Navarro, a Mertxu, Miguel Nácher y Abel Morcillo, a Ángel L. Gallego y Manuel Moreno, a Silvia Zarco y Pepe Luque, a Nova Barrero?
¿Cómo dar las gracias a todos los que han echado una mano en la organización cuando se les ha pedido, a Santiago Campo, a Mario del Río, a José Mª Alegre, a Richard Alen?
¿Cómo dar las gracias a todas las instituciones que han colaborado, al IES Santiago Apóstol, al Museo Nacional de Arte Romano, al Consorcio de la Ciudad de Mérida, al CPR de Mérida?
¿Cómo dar las gracias al CPR de Almendralejo y, muy especialmente, a Pilar García?
¿Cómo dar las gracias a todo el profesorado que ha asistido y participado con entusiasmo a las jornadas?
Pero, más allá de los agradecimientos, lo que es absolutamente imposible es expresar con palabras lo que este grupo vivió sobre el escenario del teatro romano de Mérida, de la mano de Silvia Zarco y Pepe Luque:
