El día 24, no sé por qué razón, me perdí el
mensaje navideño de S.M. el Rey Don Felipe VI. Justo el año que no debí hacerlo, porque, según lo leído en la prensa, este mensaje ha conmovido profundamente mi acérrimo republicanismo y estoy en un tris de confesarme monárquico.
Tal vez, descreídos compañeros, hayan surtido efecto las dos reuniones habidas con el ministerio, consecutivas pero no revueltas, de la
SELat y de
Escuela con Clásicos.
Sea como fuere, alegrémonos: hoy es un gran día. Lean y gocen, amigos clásicos:
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